Antonio Roldán

Obra inédita

Cantares y coplas

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Mariquilla, María,
María Dolores,
que la gente murmura
que haces favores
y eso es mentira
y, además, no te importe
de lo que digan.

Pastorcilla que cantas
junto al camino,
el pastor que tu esperas
vendrá ya mismo
y si llegara,
amapolas del campo
verá en tu cara.

Caprichos de niña loca,
por comerse un limón verde
amarga tiene la boca.

Echa vino del mejor,
que vengo de pretensiones
y quiero tener valor.

A rezar un padrenuestro
penetré en el camposanto,
y una voz dijo muy triste
¿por qué te has tardado tanto?

Golondrina que volando
vas cruzando el ancho mar,
yo quisiera irme contigo
para poderla olvidar.

Caminito derecho,
camino llano,
por aquel caminito
viene un gitano.
Viene que viene,
cuando viene despacio,
prisa no tiene.

Tienes, niña, tanta sal,
que el agua que lleva el río
no te la puede quitar.

Yo la vi bajo la encina
quitándose los zapatos
y arrancándose una espina.

¡Qué fatiguitas me dieron
cuando vi que se perdían
aquellos ojitos negros!

Los balcones de tu calle
se van cuajando de flores,
cuando por las callejuelas
se acercan los rondadores.

Ya no encienden los faroles
que alumbraban la plazuela,
ni las niñas que jugaban,
juegan a la rueda, rueda.

No me despiertes si duermo,
que durmiendo se me quitan
las penas que llevo dentro.

 

 

Era ciego y no veía
cuando la niña pasaba,
mas siempre se estremecía
cuando su aroma aspiraba.

Las campanas del pueblo
tocan a boda,
que la niña se case
va siendo hora.

¿Dónde vas, niña bonita,
con tu carita de pena?
Para que juegue conmigo
vengo buscando una estrella.

La nombran por Soleá
y va sola por la vida.
Para que no vaya sola
yo quiero, madre, seguirla.

Tu miras tras los cristales
viendo la lluvia caer,
y yo en la calle me mojo
por causa de tu querer.

Cuando el sol se ha perdido
cantan las ranas,
y tú cantas, mi niña,
por las mañanas.

Tengo celos de tu gato,
que lo acuestas en tu falda
y se duerme al poco rato.

Tu calle ya no es tu calle,
dicen que dice la copla,
y yo, que paso por ella,
digo que parece otra.

Yo que trato dé olvidarte
no lo puedo conseguir,
y tú, sin grandes esfuerzos
ya no te acuerdas de mí.

En tu patio tienes lilas
y en tu reja tienes rosas,
en tu carita alhelíes
y claveles en tu boca.

Despierta, niña, despierta,
que aquel amor que esperabas
está llamando a tu puerta.

El lucerito del alba
por la mañana te acecha,
y siempre, como al descuido,
el lucerito te besa.

Bajo un palio de naranjos
iba pasando la novia,
las flores la perfumaban,
las hojas le daban sombra

Una rosa y un clavel
prendieron de tus cabellos,
la rosa murió de envidia
y el clavel murió de celos.

Por el cauce de aquel río
ya no baja el agua clara,
ni los pájaros la beben
ni tú puedes ver tu cara.

Los grillos del campo
cantan a coro.
como no tengo a nadie
canto yo solo.

Amores vine sembrando
en los jardines del tiempo,
las plantas se me secaron
y ya semillas no tengo.

 

Eres como el caracol,
que a la puerta de su casa
se asoma si sale el sol.

Súbeme en la burra, padre,
que de tanto caminar
tengo los pies que me arden.

En la Sierra, los tomillos,
en los jardines, las rosas,
y en ese cuerpo serrano
está la sal por arrobas.

Las arenitas del río
le van contando a los peces
todo lo que yo he sufrío.

Caminito del Valle
va mi morena,
si me paro y la miro,
me mira ella.

Puentecillo que pasas
sobre el riachuelo,
si la niña pasara
dímelo luego.

Lástima me da de ver
que tanto como lo quieres
él no te pueda querer.

¡Qué bonito es el piropo,
cuando el piropo es bonito
y luego me pides otro!

Agua fresca no tenía,
pero bebí en los canales
de la lluvia que caía.

Dale al pobre tus caudales
y ponte bien con tu alma
que aquí la vida es muy corta
pero allí será muy larga.

Los pececitos del río
le van besando las manos
cuando lava su vestío.

Mira qué bonita va,
lleva su blusita roja
y su falda de percal.

Las vecinas de tu calle
nos miran tras los visillos
para no perder detalle.

La niña está cantando
bajo el olivo,
y el pájaro responde
allá en el trigo.